Ruby canta un blues

Ruby tiene una voz tan potente que no hay quien la aguante. Sus padres y su maestra le proponen que se baje el volumen, pero Ruby lo que hace es subírselo, y ni sus compañeros de escuela soportan estar a su lado. Ruby se pone muy, muy triste..., pero Bernard y Zelda, los músicos de jazz que viven en el piso de abajo tienen una idea...






Está más que demostrado que la música es un excelente instrumento terapéutico. Bernard y Zelda, los vecinos del piso de abajo, consiguen transformar los chillidos de la joven Ruby en arte a través de la enseñanza de una técnica vocal. La visión positiva que se ofrece de la música enlaza con la ilustración, llena de vitalidad y colorido. La autora juega, además, con la tipografía, a la que parece dotar de ritmo y melodía en todo el álbum, y con el lenguaje del narrador, en el que introduce algunas expresiones jergales.

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